La mujer de pelo corto celebra un trago de cerveza como si fuera una copa de Veuve Clicquot. Las pupilas le brillan con cada cosa que llega a sus manos, sean grandes, sean chiquitas. Es de sonrisa fácil, diestra en el horno y eficiente para regir una oficina de rebatiña y sequedades. Nunca imaginé que también era dueña de una historia de abismo y abandono.
El rostro de la mujer no delata los episodios que relató en la galería hogareña, donde nació mi asombro y al rato se aglomeraron botellas y copas vacías.
Me despidió dejándome saber que nada era más poderoso que su corazón, que nada la sacaba de su centro, pues el pasado ya le había rondado por incontables suplicios. Y entonces llegó Víctor Kuppers, un conferencista de discurso realista y de vida liberada de redes sociales para enseñarme que aquello por lo que hoy nos preocupamos mañana pasa a la categoría de tontería.
En su conferencia ¨La economía de la actitud¨ en Capex, el hombre que ama las montañas y el frío, anunció que la actitud es una decisión personal. Que está bien revolcarse, entristecerse, enojarse y frustrarse porque son emociones naturales, pero quedarse allí chapaleando en la mierda, dependía de ti, depende de mí.
¨La clave de la vida es la actitud para afrontar las cosas que suceden¨ insistió arrastrando la zeta y mirando de frente. Kuppers, profesor universitario y autor de libros, sugiere alimentar la alegría de espíritu a través de cosas sencillas que nos gusten y están a la mano de cualquiera. Citó algo que aprendí a querer -sudar haciendo ejercicios- y lo otro que asimilé con Floreya Khoury, abrazar un árbol.
En fin, el hombre implora que validemos la bondad, que ser buena persona no sea ser tonta. Ya lo dijo más de una vez: ¨las personas no nos impresionan por sus autos ni lo que lleven puesto. Las personas nos impresionan por su calidad humana¨. Y entonces pensé en la cantidad de eruditos caribeños y jeques del patio a quienes hay que rendir pleitesías feudalistas, antes, durante y posterior a dictar una conferencia. Una locura.
¨El ánimo es tu principal recurso. En la vida pasan muchas cosas que no miramos por centrarnos en los problemas¨, conversó Kuppers antes de despedirse de la pantalla que lo conectaba desde Barcelona. Sus palabras me regresaron a la mujer de pelo corto, aquella que sorteó peripecias, soportó golpes físicos y emocionales para decidirse, una vez y por todas a forjar una actitud indomable, valiente y alegre…tan contenta para festejar con pompas un sorbo de cerveza como si fuese el champagne más costoso del mundo. ¡Salud! Es cuestión de actitud.
Por: Grisbel Medina R.
