Coinciden las estrategias de distracción de la opinión pública en los Estados Unidos y la República Dominicana, provocando con temas sensacionalistas que no se piense en los verdaderos problemas, que, en un momento determinado, afectan a la sociedad.
Por ejemplo, el escandalizado caso de Jeffrey Spstein explotando el morbo a nivel mundial para desviarnos de la masacre israelí en la Franja de Gaza, del fracaso de EU y la OTAN en Ucrania, la corrupción de los Biden, y al finalizar el año, la tensión en la península de Corea.
Mientras en la RD la prensa “libre” y súper sensible, no deja de sazonar hasta la espectacularidad el caso, también de contenido sexual, de Wander Franco y la jovencita menor de edad.
Con esa agenda comunicativa, que engorda bolsillos de una clase periodística muy cuestionada, salvando las excepciones que afortunadamente existen, nos hacen olvidar el dengue y las muertes no publicadas que se producen, el nuevo brote de COVID y la incapacidad e inoperancia de un sistema de salud, que para colmo y como burla, ahora postula a su titular ministro como candidato a senador por la provincia de Santiago ¡Qué descaro!
Se me pasaba, que también quieren borrar de nuestros cerebros, las ejecuciones extrajudiciales de los delincuentes que ya no son útil a los jefes policiales y militares a los que servían como sicarios y matones, incluyendo a miembros de estas instituciones que sí los dejaban vivos podían hablar y derribar sagrados altares.
También se me olvidaba el caso del narcotraficante diputado Miguel Gutiérrez, escándalo de mayor gravedad que el de Wander, que se quiere callar para proteger jerarcas políticos, militares y empresariales que bailaron al son de los millones de dólares en el éxtasis de criminales estupefacientes.
Autor: Miguel A. Medina Liriano
